Soy Noelia, beneficiaria de la V Edición de Becas para empresas de la Fundación CB. Gracias a esta beca llegué a MOTIVA en mayo, en la que ha sido mi primera experiencia como educadora social.
Llegué cuando la V edición del Programa ya estaba en la recta final. Estos dos meses tuve tiempo para adaptarme y comprender como se desarrolla cada edición, antes del comienzo de la siguiente. Los primeros días estaba un poco perdida. Me dediqué a dar preparación de exámenes a antiguos participantes de MOTIVA . Días más tarde, cuando ya conocí el Programa y como se desarrolla cada edición, comencé con tareas como escribir en el blog o adaptar la memoria del Programa. Además, presencié las sesiones individuales y acudí a las empresas con Estefanía.
En julio comenzó la nueva edición, y con ello mis nervios. Iba a ser la responsable de la Actividad de Aprendizaje-Servicio (APS), e impartiría actividades relacionadas con los contenidos del programa. Además, sería la primera vez que me enfrentaba a un grupo de adolescentes, y tenía miedo de no poder hacerlo.
El comienzo de la APS me resultó complicado. La primera sesión dedicada a elegir la actividad no fue como esperaba Y el tema ofrecido no fue bien acogido en un principio. Pero, a medida que se sucedían las sesiones, las personas participantes se metieron en la dinámica y se comprometieron con la actividad. Además, como me sugirió Estefanía, el ser cercana y mostrar buen humor en las sesiones, resultó favorable para la relación de confianza entre ellas y yo. Ellos y ellas propusieron actividades y salieron a la calle para conseguir un objetivo: concienciar a las personas de las dificultades de accesibilidad que se encuentran las personas en silla de ruedas. Ver esta implicación y como conseguían sacar adelante cada actividad, me resultó muy satisfactorio.
Pero MOTIVA tiene su parte no visible, tanto en la fase formativa como en la fase de trabajo en empresas. Antes de acabar la fase formativa, Estefanía me dio la confianza y la oportunidad de captar una empresa colaboradora. Y lo logré. Aprendí de ello a no rendirme tras varios “No”, que fueron unos cuantos, hasta conseguir una empresa que quisiera colaborar y acoger a un chico del programa. Encontrar empresas que quieran acoger a las personas participantes no es nada fácil. Es admirable que el Programa haya conseguido ya 30 empresas colaboradoras, y que cada edición sean más.
Y ahora, mientras las personas participantes se encuentran en las empresas, el trabajo en MOTIVA continúa. En su parte visible, está el cuidar las relaciones con las empresas. Para ello, realizamos varias visitas a las mismas y contactos telefónicos. Además, el seguimiento de las personas participantes es importante para que la experiencia en las empresas culmine con éxito.
Pero también está el trabajo que solo se ve en el despacho. Realización de memorias, búsqueda de financiaciones, realización de proyectos o diseño de contenidos para la página web, son solo algunas de las tareas realizadas en los meses que no hay formación. Tareas que llevan tiempo y que me han hecho compartir muchas horas con Estefanía. Aprender a redactar contenidos web, objetivos y justificaciones de proyectos, cumplimentar memorias, y muchas más tareas, lo he aprendido gracias a ella y su paciencia para enseñármelo.
También, durante estos meses me he dedicado a dar apoyo educativo para la prueba VIA a una anterior participante . Esta tarea pertenece a la tercera fase del programa, no visible, conocida por las personas participantes del programa. En ella se mantienen los lazos creados con las antiguas personas participantes de MOTIVA y sus familias. Mis funciones durante esta fase han ido desde entrevistarles para completar la memoria del programa, a inscribirles en cursos, o avisarles de las novedades en la educación formal y del apoyo educativo que el programa ofrece, para motivarles a volver a ella.
¿Qué he observado “desde dentro” en el Programa?
Una vez visto el programa desde dentro, considero que es necesario, en una población en el que el porcentaje de abandono escolar y desempleo juvenil es alto. Las habilidades trabajadas, los hábitos, el compromiso, la responsabilidad y el trabajar con un contrato en una empresa, son factores que han cambiado la vida y las perspectivas de participantes. Siendo el programa un empujón a continuar trabajando o a volver a la educación formal en busca de un futuro mejor.
Trabajar durante tres meses con ellos habilidades sociales, personales y prelaborales les hace dar un cambio notable. En sus últimos días y durante el tiempo que están en las empresas, se percibe ese cambio en ellos. Su manera de relacionarse con otras personas, la forma de resolver conflictos o el aumento de su responsabilidad han cambiado gracias a la formación. Y estos cambios hacen que estén preparados para trabajar y que tengan mayores aspiraciones personales, ya sea laboral o académicamente.
La forma de trabajar de Estefanía con los participantes hace que estos recurran posteriormente a ella para cualquier orientación laboral o académica. Esto que refleja las buenas relaciones que se crean durante los seis meses de cada edición. El hecho de que cuenten con una figura adulta que les oriente y apoye cuando lo necesitan, es un sello significativo del Programa. Y esta relación es recíproca. Ellos y ellas tienen al Programa. Y el Programa los tiene a ellos para los apadrinamientos y amadrinamientos.
¿Qué me llevo del Programa?
Al comienzo de la edición me propuse unos objetivos. Los cuales he logrado a lo largo de estos meses, gracias a la confianza depositada en mí por parte de Estefanía, a su manera de enseñarme, y a mis ganas de aprender.
Pero también me llevo aprendizajes que no reflejé en el papel…
El ser flexible, mostrarme dispuesta, cercana y de buen humor, son habilidades que me han ayudado y demostrado que los demás las agradecen cuando se trabaja en equipo. Y que cuando te muestras con esa actitud, recibes lo mismo de los demás.
El saber recibir propuestas de mejora, también es algo que me ha beneficiado. Pues si Estefanía ha tenido que hacerme alguna crítica, sabía que yo la iba a recibir con buena actitud. Mostrar ganas de aprender motiva a los demás a querer enseñar y delegar tareas.
También he aprendido que si algo no sale como esperaba, tengo que considerar todas las opciones. Saber si algo depende de mí o no, me ayudará a saber que puedo cambiar. Pero frustrarme o rendirme sin proponerme mejorar no me beneficiará.
Y siempre, siempre se puede mejorar, aunque crea que las cosas van bien. Revisarme continuamente es algo que me ayudará a crecer profesional y personalmente.
… gracias, principalmente, a Estefanía.
Desde el primer día he recibido atención y confianza por parte de Estefanía. Desde el minuto uno me ha incluido en el programa y su dinámica. “Nosotras”, “tenemos” o “nuestros” son palabras que siempre están en su boca para referirse a las dos, y eso ha hecho que yo sienta que formo parte de todo esto. Además, siempre me ha explicado cada intervención, desde preguntas de entrevistas hasta dinámicas grupales. Todo con el objetivo de que yo me diera cuenta y aprendiera el porqué de cada ejecución.
Sus correcciones constructivas, siempre como mejoras en vez de negaciones, me han empujado a querer mejorar esos aspectos y a realizar las tareas que me pidiese. Ya que tenía la seguridad de que si fallaba no iba a tener malas palabras ni falta de confianza en mí por su parte. Tan solo propuestas de mejoras que me beneficiarían.
Su cercanía y confianza en mí han hecho que me sienta cómoda en cada momento. Y, que mi paso por aquí me haya resultado más fácil de lo que pensaba cuando llegué. Tener siempre una buena cara y buenas palabras hacía mí, han provocado que quisiera venir cada día con muchas ganas y actitud positiva.
Estoy muy satisfecha con mi paso por el Programa y con el trato recibido durante estos ocho meses. Me llevo aprendizajes de Estefanía, de mis errores y aciertos, de los chicos y chicas, y de todas las personas que han colaborado con MOTIVA mientras yo he estado aquí.